Mejora la circulación de la sangre:
Permanecer sentados durante mucho tiempo en la misma posición puede obstruir el flujo sanguíneo, cargar las venas de las piernas, aumentar el riesgo de que se formen trombos y alterar el metabolismo de la insulina. El movimiento permite que la sangre circule sin obstáculos.
Previene afecciones cardíacas:
Un corazón sano bombea, según el esfuerzo, entre 5 y 30 litros de sangre por minuto.
Alternar regularmente entre fases de descanso y de esfuerzo ejercita el músculo cardíaco.
Contrarresta la relajación muscula:
El desarrollo de los músculos es proporcional a su actividad. El movimiento ayuda a mantenerlos en forma. Esto afecta no solo a la espalda, sino también a las piernas, hombros y brazos.
Previene el cansancio:
El cerebro despierto necesita una circulación sanguínea activa. Solo así podrá recibir la cantidad que requiere de oxígeno, glucosa y otros nutrientes.
Refuerza la musculatura de la columna vertebral:
Los problemas de espalda son unas de las molestias físicas más frecuentes. El único remedio para ello es fortalecer la musculatura de la espalda.
Previene alteraciones del metabolismo lipídico:
En posición
sentada, el metabolismo funciona «a medio gas». El movimiento mejora los niveles de lípidos en sangre y aumenta el consumo de calorías.